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"Las responsabilidades, la presión... Es algo muy estresante. Intento y llego a un acuerdo con ello, al
no pensar en eso". - Joe Strummer.
Han pasado 15 años desde que acalló la voz de "la única banda que importa", mote otorgado por su
disquera CBS al inicio de su carrera. Joe Strummer, impulsó el potencial de la nueva corriente surgida
a mediados de los 70s. The Clash no era la banda punk ordinaria que se escuchaba en el ghetto
londinense. Sus composiciones iban más allá de los tres acordes y una voz furiosa. Ska, jazz, reggae,
folk, pop, calypso, fueron géneros con los cuales el artista, junto a Mick Jones, fundador de la banda,
lanzaron algunas placas consideradas clásicas del rock. Pero, ¿cómo fue que Strummer generó una
conexión tan fuerte con diversas ramas de la música en una época donde la información dificilmente
llegaba a todo el mundo?
Nacido el 21 de agosto de 1952 en Ankara, Turquía, hijo de un padre hindú y una madre escocesa,
quienes a su vez, procedían de orígenes armenios y judíos respectivamente, Joe pasó toda su
infancia en viajes constantes alrededor del mundo dado que sus padres, siempre trabajaron en
servicio de la diplomacia británica. En la música, encontraría su escaparate perfecto, su fiel
acompañante. Cita a dos influencias cruciales en su vida: el cantante estadounidense Woody Guthrie
y "la razón por la cual decidí tocar, The Beach Boys".
Entre las ciudades que recorrió a temprana edad, estuvieron en paises como Egipto, Chipre,
Alemania del Este y México. La influencia de sonidos regionales, se haría notar en su trabajo. "Llevo
a México en mis oídos, de ahí viene todo", declaró en una entrevista cuando visitó nuestro país por
última en 2002, junto a su banda The Mescaleros.
Cuando cumplió 9 años, se estableció en Inglaterra de manera permanente, con viajes anuales para
visitar a sus padres en algunas regiones de África. Al llegar 1972, el rocksteady, el reggae y los ritmos
caribeños, se convirtieron en tendencia a lo largo de la isla. El estreno del documental "The Harder
They Come", estelarizado por Jimmy Cliff, fue otra piedra angular para moldear el sonido que
Strummer interpretaría poco después.
Corría 1976. Su banda The 101ers, tendría un invitado especial, hasta entonces desconocidos: Sex
Pistols. Para él, "ver a los Sex Pistols en un sucio pub en Londres llamado The Nashville, donde nadie
hacía algo con un poco de agallas... Y la audacia que ellos tenían, ellos fueron los primeros que vi que
hacían algo en verdad pesado". Sin salir de su país, encontró la última influencia que necesitaría para
la próxima década.
Más allá de London Calling, remarcado como uno de los mejores discos de todos los tiempos, fue
con la llegada de Sandinista! (1980), que demostró ser su opus magna en términos de
experimentación. Con el R&B y el funk como elementos nuevos a la fórmula, el álbum es un grito de
guerra Cabe destacar que sin importar la mezcolanza de géneros, Strummer siempre fue fiel a sus
ideales políticos. El álbum es una muestra de empatía por todos los sucesos de América Latina a
principios de los 80s: la emigración masiva cubana a EUA, la dictadura chilena y por supuesto, el
Frente Sandinista de Liberación Nacional, cabeza de la revolución nicaraguense. Con Sandinista!, The
Clash inaugura una tendencia marcada para el resto de la música: el world music, la cual sería mejor
aprovechada en temas instrumentales como podemos escucharlo en la obra de Philip Glass.
Un último viaje marcaría el cierre de su ciclo junto a The Clash. En 1982, presionado por el management debido a las bajas ventas de las entradas para su gira por Escocia, Strummer decide
emprender una huida a Texas para relajarse, en una huida junto a su amigo, el músico Joe Ely. Sin
embargo, toma una vuelta radical y se traslada a Francia. Realiza algo que nadie esperaba: correr el
maratón de Paris en abril de 1982. Una vez concluida la aventura y más despejado, regresa para dar
a conocer el famoso "Clash Communique", donde despide a Mick Jones, mientras que Topper
Headon, abandonaría la agrupación por su fuerte adicción a la heroína. Era el fin de la etapa clásica
de The Clash. Sus viajes continuaron, esta vez a España, donde acorde a un artículo redactado por
Rolling Stone, recorrería Granada y Almería en una camioneta con la leyenda "La vida no vale nada",
famosa canción de José Alfredo Jimenez. En 2013, las autoridades españolas le reconocerían su paso
por el país al nombrar una de las calles y colocar una plaza en Granada.
Para 1986, Strummer y Simonon, los únicos dos miembros originales, parten caminos y la leyenda
surge.Strummer continuaría su legado en solitario e incluso como actor en cintas como el clásico de
Jim Jarmusch, "Mistery Train" hasta su trágica partida en 2002.
El amor que sintió por la América que lo vió crecer, es devuelto en diversos tributos de bandas como
Attaque 77 y Los Fabulosos Cadillacs, que han incluido sus famosos hits en algunos sets. Descanse en
paz Joe Strummer, guía que demostró al rock todo el panorama mundial que podía alcanzar.