DIEGO DURRUTY Periodista y columnista
(@diegodurruty)
Todos tenemos nuestras canciones favoritas. Esas que nos transportan a un mundo mágico en el cual solemos estar en contacto directo con nuestros sentimientos. En mi playlist, por ejemplo, tengo miles que me hacen pasar por diferentes estados de ánimo. Aunque hay una sola que me llega directo al corazón: Everybody Hurts de R.E.M..
Si bien hace unos años fue considerada como una de las canciones más triste del mundo, su melodía y, especialmente, su letra están muy lejos de ser la banda de sonido de un pesimista. Por el contrario, entrega un mensaje que es claro, jamás hay que rendirse por más que el sufrimiento sea grande.
Everybody Hurts fue compuesta por el Bill Berry, entonces baterista de la banda de Georgia; y fue el cuarto sencillo de Automatic For The People (1992). Cuando Berry la escribió trató de usar un lenguaje sencillo para que los adolescentes, principalmente, entendieran ese mensaje. Cada una de sus notas, los arreglos de cuerdas de John Paul Jones (bajista de Led Zeppelin) y la voz de Michael Stipe hicieron el resto.
“Una canción lacrimógena bien escrita es aquella con la que la gente se puede identificar y empatizar. Everybody Hurts tiene esa conexión lírica que puede alcanzar las emociones más profundas y removérselas incluso a los hombres más fuertes”, dijo hace un tiempo Ellis Rich, de PRS for Music, la asociación británica de compositores, músicos y editores que en 2010 realizó una encuesta que determinó que la creación de REM era la canción que más hacía llorar a los hombres…
¿Pero que lleva realmente a una canción que suena tan melancólica a producirme un sentimiento de bienestar? La respuesta definitiva la encontré en las palabras de Amy Belfi, una neurocientífica cognitiva de la Universidad de Nueva York experta en los efectos de la música en el cerebro. “Las canciones ‘tristes’ pueden hacernos sentir bien. Nos pueden recordar, por ejemplo, experiencias difíciles que hemos superado y de las que hemos aprendido”.
Everybody Hurts, en sí, es un poco eso: la redención de aquellos que se pensaban abatidos. Es un himno para seguir siempre adelante, a pesar de todo.