ALVARO ALVAREZ
Hace tiempo que la credibilidad de muchos comunicadores, ponen en duda las intenciones de los mensajes que a través de una antena licenciada por el gobierno, se propagan en una región como México, que culturalmente se encuentra entre el entretenimiento que se manufactura de manera local y el que se hace en Estados Unidos.
Los medios de los cuales mayormente tenemos réplica desde hace décadas, son los audiovisuales o los que son de carácter teatral o musical, sin embargo, uno de los medios que raramente llega a nuestros oídos es la radio de otros países.
Durante mucho tiempo, la radio en México estuvo copiando modelos de décadas pasadas y empolvadas para producir la creatividad y el atractivo de medios que con el tiempo, se volvieron un negocio al ser instrumentos de propaganda y adoctrinamiento y con el tiempo fueron más un instrumento de golpe, que plataformas de verdadera difusión
Durante finales de los 80’s e inicios de los 90’s, la radio “rock” alternativa en México aportó varios elementos que vistos a distancia, fueron significativos por muchas cosas y trascendentales; Elementos como el “auto promocional” de corte cómico, las cápsulas y spots que eran atrevidas y que invitaban a leer entre líneas se forjaron en esta época para quedarse
A mediados de los 90’s, la contracultura era algo que se había tornado un tanto obscura y pesimista (influida por la música, la generación y las noticias) lo que provocaba que la mercadotecnia girara en torno a esto, debido a ello, la radio parecía un canal que generaba comunidades alrededor, ya que a pesar de también estar regulada por dispositivos varios (el gobierno, empresas, intereses personales) estaba abierta a la sátira y a la crítica, la cual no siempre era fácil decir, pues en la práctica existían muchas libertades, pero en una de las décadas donde el neoliberalismo y el globalismo eran la agenda que dictaban los intereses comerciales y no se iban a poder exponer muchas ideas o algunas de estas tenían que estar ingeniosamente disfrazadas de otras ideas, cuidadosas y que entre más inofensivas fueran, menos peligro corrían los comunicadores que lo exponían.
Con la llegada de una nueva era de globalización, de progresismo y tecnologías comunicacionales, los modelos en todo el mundo comenzaron a evolucionar no solo en su infraestructura poco visible o sus herramientas de trabajo, sino la calidad de producción y la creatividad con las que se realizaban. También llegó una era de una aparente libertad de expresión, la cual fue bien recibida y con los brazos abiertos por la industria mediática. Sin embargo, el poder que los empresarios y políticos ostentarían, comenzarían a ver consecuencias inmediatas de conceder la “libertad de expresión”, por lo que los mecanismos políticos y empresariales comenzarían a apretar las cuerdas y sacarían de la mesa a cualquiera que no estuviera alineado a su concepto de libertad de expresión.
En México hemos aprendido a través de los años, que tener en lo que como ciudadanos vemos como un medio de comunicación, ellos observan una plataforma de manipulación capitalizable a muchos niveles
Con los recientes eventos de lo que ocurre en el 105.7 de la FM de la Ciudad de México, esperemos que la radio cobre una fuerza e interés, que genere atracción nuevamente por el público, ya que si se trata solo de una estrategia de recolocación en el espectro del consumidor, es posible que haya terminado todo para la FM alternativa y la mínima credibilidad que goza por default, se pierda.