Estaba comenzando a anochecer y todavía resonaban los últimos acordes de Kasabian, cuando todos los que estábamos en el parque esa tarde nos empezamos a acercar al escenario dos. A medida que se iba el sol, el frío comenzaba a aparecer y desde los amplificadores empezábamos a escuchar el solo de una guitarra acústica, mientras todos coreábamos el nombre de uno de los mejores cantantes de rock de toda la historia: Robert Plant.

De repente, las luces rojas del escenario calentaron todo el campo mientras escuchábamos una potente versión de 'Black Dog' y los agudos de Robert que no reflejaban los años que pasaron desde aquellos conciertos en los ’70, que tantas veces vimos en videos.

A pesar de no tener a Jimmy Page en guitarra o a John Paul Jones en el bajo, todos los que esa noche estuvimos allí, presenciamos uno de los mejores recitales del año en Buenos Aires.

Los Space Shifters demostraron su poder al hacernos viajar en el tiempo con canciones como 'Ramble On' y 'Whole Lotta Love', pero también hicieron lo suyo con nuevas canciones.

Luego de casi una hora de show, empezaron a anunciar a Jack White en el escenario contiguo. En ese momento comenzábamos a volver a la realidad y empezábamos a dispersarnos para esta vez escuchar al ex The White Stripes, mientras todavía en nuestras mentes teníamos la imagen de Plant llegando a notas imposibles.

Para hacer la noche aún más inolvidable, antes de emprender el retorno a casa, White, con su Telecaster levantó a todo el público con los acordes de 'Lemon Song' y junto con ellos el reingreso de Plant al escenario desencadenando la locura en todos los que ya nos habíamos olvidado del frío y creíamos que todo había terminado una hora atrás.

Quizás fué con el primer acorde o tal vez con el último “Baby, baby” de Robert Plant, pero de lo que sí no tengo dudas, es de que en 2015 Robert Plant estuvo en la Argentina y nos hizo vibrar a todos como lo ha hecho desde hace 30 años atrás. Su magia permanece intacta.