ALEJANDRA OROZCO

Tres simples letras que encierran quizá los viajes y experiencias más... ¿gratificantes? ¿Electrizantes? Se trata del ácido lisérgico de dietilamida, mejor conocido como LSD, el cual ha sido utilizado por muchos y que formó parte, afortunada o desafortunadamente, de la cultura rock. 

Fue descubierto por primera vez en 1938, por el médico Albert Hoffman, quien sintetizó por primera vez la dietilamida de ácido lisérgico 25 a partir de plantas y hongos, con el objetivo de crear nuevos medicamentos. 

El experimento resultó más bien con esta droga, pero no fue hasta cinco años después, cuando absorbió el compuesto por accidente a través de las yemas de los dedos, resultando el primer viaje ácido de la historia. 

Su creador relata que el viaje era como estar soñoliento, una sensación nada desagradable de intoxicación, en la que tenía que estar con los ojos cerrados, pues le molestaba la luz solar.  Pero no estamos aquí para hablar de química, sino del impacto que tuvo la droga en el mundo de la música, sobre todo del rock: Janis Joplin, Jim Morrison, los Beatles, Syd Barrett... el LSD fue la ‘musa’ para muchos. 

Comencemos por el cuarteto de Liverpool. En su defensa, George Harrison señala que quien les dio ácido por primera vez a él y a John, fue un dentista que lo echó en su café sin decirles nada, y tras una experiencia qué pasó de querer abrazar a todo mundo a pensar que caían bombas dentro de una discoteca, se lo dieron a probar a Ringo y Paul. 

Dicen que una vez que lo pruebas, no vuelves a ser el mismo, tu sentido de la realidad cambia y es difícil volver atrás, así que George lo siguió consumiendo aproximadamente un año, incluyendo su etapa de meditación. 

Para Jimi Hendrix, uno de los consumidores más declarados, todo inició en Nueva York, después de un concierto donde la mismísima novia del Rolling Stone Keith Richards elogió su habilidad con la guitarra.  Sin decir que componía sus canciones drogado, lo cierto es que Hendrix decía que él no tocaba notas, sino colores, por lo que sin duda ayudó en su proceso creativo. 

Otro de los grandes consumidores, que desafortunadamente terminó consumido por su adicción, fue Syd Barrett, pieza fundamental de Pink Floyd, que inició el consumo junto a su amigo David Gale, y la utilizó con fines creativos, resultando canciones como ‘Bike’. 

¿Cómo dejar de lado a Janis Joplin? Su primera experiencia fue cuando un amigo le metió ácido a su bocadillo de pavo, y como resultado tuvo una epifanía creativa y sexo... mucho sexo. 

Se le conoce como rock psicodélico, o la era psicodélica. El protagonista era el ácido, que en sus primeros años se vendía de forma legal, como la cura para el alcoholismo o la esquizofrenia. Y aunque muchos de sus consumidores no acabaron muy bien que digamos, hoy podemos seguir disfrutando de sus obras más alucinantes.