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Janis Joplin, si no duele no es Blues FOTOS: TOMADAS DE INTERNET

Janis Joplin, si no duele no es Blues

IVÁN NIEBLAS 'EL PATAS' - Periodista y locutor de Reactor 105.7 FM y Convoy

(Twitter: @ivannieblas)

 

Hoy, hace 74 años, llegó al mundo una cantante poseedora de una voz incomparable: Janis Joplin. Con el éxito y popularidad de esta leyenda de la música, lo lógico sería creer que tuvo una vida llena de gozo. La realidad es que su vida estuvo marcada por una eterna tristeza e irónicamente de ahí provenía la fuerza de su talento.

Janis Joplin nació en Port Arthur, Texas, una comunidad en la que la discriminación racial era algo cotidiano e inclusive bien visto. Janis nunca tuvo problemas por el color de su piel, su tortura era el bullying escolar. Aunque es un comportamiento típico del adolescente, su impacto era mayor dentro de una sociedad que podía rayar en la crueldad.

El abuso del que era víctima, la hizo tomar una actitud más rebelde y forjar su propia personalidad, se “atrevió” a ser diferente. Encontró en el arte la forma de exponer todas sus inquietudes y malestares. La lectura, la pintura y la música fueron su salvación.

A pesar de ello, el acoso que sufría era demasiado para ser tolerado y como muchos jóvenes norteamericanos, a principio de los 60 decidió huir de Texas para ir a la “tierra prometida”: San Francisco, California. En aquel lugar encontró a una ciudad llena de “raritos” como ella y también una gran facilidad para obtener todo tipo de drogas. Luego de haber sido reprimida por una sociedad conservadora, era lógico que cayera en los excesos. Pronto se hizo adicta a las anfetaminas, los psicodélicos y las drogas intravenosas. La gravedad de la adicción de Janis era tal, que su amigos organizaron una fiesta para pagar el autobús en el que la enviarían de vuelta a Texas.

Decepcionada y avergonzada por su aventura, Janis regresó decidida y un tanto resignada a encajar en la sociedad que tanto (la) había rechazado. Dejó las drogas y el alcohol, se puso a estudiar antropología y estableció una relación por correspondencia con Peter DeBlanc, un hombre que conoció en San Francisco y se había establecido en Nueva York, trabajando para la compañía IBM.

Un día el tipo se presentó en su casa, y le pidió que se casara con él . Sus padres encantados, pronto comenzaron a planear la boda. El destino de Janis Joplin la hubiera convertido en una señora más, dedicada a las labores del hogar, de no ser porque descubrió que el señor DeBlanc estaba casado.

El golpe la deprimió bastante. En esta situación de crisis, su amigo Chet Helms la convenció de regresar a San Francisco, con la intención de integrarla a una banda que estaba manejando, Big Brother and the Holding Company. Janis no tenía nada que perder y de nuevo se alejó de Texas, esta vez para nunca más volver.

Al llegar a San Francisco, Chet Atkins prácticamente impuso a Janis Joplin en la banda. Sin embargo, el grupo no tomó muy bien la medida. En un principio la mantuvieron como un “accesorio” pues tenía buena presencia en el escenario. La dejaban hacer coros y en algunas ocasiones llevaba la voz principal.

Justamente esos breves momentos fueron suficientes para resaltar el evidente talento de Janis, con lo que el fundador de la banda (y entonces vocalista) Peter Albin, se fue quedando minimizado cada vez más frente a la enorme sombra de su cantante.

La fama y la fortuna llegaron de golpe para la banda luego de sus actuaciones en los dos festivales más importantes de la historia, Monterey Pop y Woodstock. A pesar de ello, el ego de Peter Albin era mucho más grande y comenzó a atacar a Janis en toda ocasión, quien de nueva cuenta se sentía vulnerada como cuando vivía en Texas.

Por si fuera poco, el espíritu hippie del momento, no le permitía establecer una relación profunda y significativa con nadie. El “amor libre” sólo permitía relaciones fugaces, “sin ataduras”, por lo que intimar se hacía mucho más difícil. Janis aún seguía teniendo el anhelo de encontrar a un compañero permanente, pero noche tras noche se topaba con la soledad del camerino o su cuarto de hotel, a pesar de ser adorada por miles de personas. Con los años los éxitos se siguieron cosechando y de igual manera, Janis se fue adentrando más en el alcoholismo, las drogas duras y relaciones poco duraderas.

En Brasil conoció a David Niehaus, de quien se enamoró profundamente mientras ella se encontraba desintoxicándose de las drogas . Aunque parecía que David se establecería con ella, su “espíritu libre” se interpuso. Prefirió seguir viajando por el mundo un poco más y en algún punto regresaría a los brazos de Janis. Sin embargo, de nueva cuenta la terrible sombra de la depresión ante el prolongado silencio de David, se cimbró sobre la cantante otra vez, quien tras volver al uso de la heroína, terminó su vida con una sobredosis de la droga en 1970.

La tragedia de Janis no es motivo para santificarla. Sin embargo, este espíritu dolido, lastimado y vulnerable, se convertía en un volcán en erupción sobre el escenario gracias al poder liberador de la música. Sólo alguien que está viviendo en carne propia el dolor que plasmó en sus canciones, es capaz de lograr interpretaciones maravillosas como las que nos dejó a lo largo de su carrera.

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