En marzo de 1971, Jim Morrison y Pamela Courson, su pareja y “compañera cósmica”, escaparon a la capital del amor. Aunque el rey lagarto se afeitó, adelgazó y vagabundeó por las calles parisinas en busca de inspiración, su estancia allí no fue paradisíaca. En menos de cuatro meses, en la madrugada del 3 de julio, Pamela encontró a Jim dentro de la bañera sin vida.

El hombre sin autopsia: Varios testigos aseguraron ver a Jim Morrison subir a un avión la misma noche que murió. Infinitos Jim Morrison comenzaron a germinar por todo el mundo.

El 13 de octubre de 1973, según los empleados del Banco de América, Morrison se presentó en la oficina para realizar unas transacciones y estuvieron charlando con él. Otros dicen que está en la Patagonia Argentina. El teclista de los Doors no dudó al pronunciarse sobre esta posible simulación: “Si existe alguien capaz de escenificar su propia muerte, conseguir un certificado de defunción falso, pagar a un médico francés, y poner un saco de arena de ochenta kilos en un ataúd y desaparecer en algún lugar de este planeta, ese es Jim Morrison” 

¿Murió? ¿O sólo es otro más de los mitos del rock? ¿Murió en cuerpo pero no en alma? Me quedo con la última, no murió en alma. Y sí, lo digo como afirmación. Siempre me llamó la atención la historia de Jim, me sembró dudas y me enloquece realmente leer sobre el y las teorias de la gente como yo, que aún tiene una esperanza intacta que aparezca viejo, pero vivo, a cantarnos Riders on the Storm alguna vez más.

Hoy, en nombre de Jim, vamos a rememorar esos fragmentos de poemas que nos dejaba misteriosamente más allá de su hermosa y épica música, para seguir convenciéndonos que su contenido ancestral sigue vivo, y aún tenemos más Jim para disfrutar:

El amor es la respuesta, tal vez el más conocido de Jim, citaba: “El amor llega para aquellos que lo buscan, el amor se esconde dentro del arco iris, el amor se esconde en estructuras moleculares, el  amor es la respuesta” En “Paseo a la luz de la luna” Jim invocaba al amor diciendo “es fácil amarte, cuándo te miro volar, cabalgando a la luz de la luna”, “Stone Inmaculate” citando, para mi, los por menores del éxito de un músico de su tamaño, escribió: Divagando, divagando en la desesperada noche, aquí fuera en el perímetro no hay estrellas, aquí fuera estamos colocados inmaculados.”

Estos poemas se pueden encontrar fácilmente para indagar un poco más sobre qué pensaba y qué pasaba por la cabeza de alguien tan único como cósmico, tan distinto como humano, alguien que aún nos siembra duda, alguien que todavía nos da piel de gallina. Alguien que aún genera mitos e historias que repetir, alguien que nos dió algo más que rock, alguien que nos dió algo en que creer, alguien que nos dió poesía y también nos dió música, alguien que nos hizo saber que existían otros dioses, otros reyes. Otra religión.  El es El Rey Lagarto, nuestro rey.