No voy a mentir y decir que de niño me la pasaba escuchando rock. La realidad es que a mi el rock me llegó ya entrada la adolescencia. Pero creo que eso es lo de menos. Mi contacto con este mundo fue a través de la radio y de los casetes que se compraba mi primo Fredy, que hoy despunta el vicio con su propia banda. Juntos, además, fuimos a ver a Los Redondos en Obras y también a The Rolling Stones cuando tocaron por primera vez en la Argentina durante el Voodoo Lounge Tour.

De aquel recital de Los Redondos me recuerdo saltando en la popular y asombrándome de los pogos interminables que se armaban abajo, cerca del escenario. Pero del recital de los Rolling tengo en la memoria otras vivencias, como haber pasado una noche entera en la puerta del estadio de River para poder comprar las entradas.

Esa noche la vereda fue una fiesta de rock, alcohol y otras sustancias, que particularmente preferí esquivar. Lo más gracioso fue que cuando llegamos con mis amigos al estadio a la mañana nos ubicamos a 10 metros de la ventanilla para comprar los tickets y cuando nos despertamos al otro día estábamos a 100 metros y con cientos de personas adelante. Pero no nos enojamos, cómo podíamos hacerlo.

Pese a que lo único que habíamos hecho era estar sentados, cantando y riéndonos de pavadas, estaba agotado y cuando llegué a mi casa dormí durante todo un día. Supongo que fue por la consecuencia del éxtasis de haber tenido una experiencia inédita para mí.

Pero ya tenía mi ticket y estaba listo para disfrutar de los Rolling Stones. Aquel jueves 9 de febrero de 1995, dos días después de mi cumpleaños 23, el Voodoo Lounge Tour hizo estallar Buenos Aires. Salté, bailé y canté cada una de las 23 canciones que tocaron durante dos horas y media. Fue un éxtasis total.

El Voodoo Lounge Tour se extendió por un total de cinco noches; mientras que los Rolling volvieron a la Argentina en otras tres oportunidades (1998, 2006 y 2016). Preferí no ir a verlos más por el simple hecho de disfrutar aún más de aquella experiencia de su primera vez en el país. Como para poder decir con orgullo, “yo estuve ahí”.